Viernes 1 de noviembre de 1996 WASHINGTON. R. GARCIA-RICO Concepci¢n Mart¡n sigue en su sitio, exactamente igual que el primer d¡a del mandato de Clinton, como lo ha hecho du- rante los dos de Reagan y el de Bush, denunciando con su persistente presencia ®las manio-bras pol¡ticas de Ia administraci¢n y la corrupci¢n pol¡tica del pa¡s m s poderoso del mundo¯. La atormentada historia de esta mujer espa¤ola, nacionaii- zada americana, comenz¢ al intentar Ilevarse a su Galicia natal a su hija de pocos meses tras el divorcio de su marido estadounidense. Perdi¢ la batalla legal en los rRbunales y con etla la potes rad de la niRa (a la que no ha vuelto a ver), su trabajo (era int‚rprete de la ONU y de la Oficina Comercial Espa¤ola en Nueva York), y su hogar que sustituy¢ como una horne- 'ess mas por el estrecho espa- cio de tres metros cšadrados de acera frente a la Cctsa Blan- ca, en los que no puede tener una silla, tumbarse o dormir sbiertamente por imposici¢n de ordenanzas municipales es- tabIecidas precisamente para frenar su causa. Connie como es conocida ella aqui, a pesar de ir ataviada con sus viejas ropas y Ilevar permanentemente un casco para protegerse de posibles agresiones, tambi‚n navega en Internet, har;ta donde ha hecho Ilegar su historia y su protesta. Izoras del d¡a. pie cincuent¢n que en los 60 se entreten¡a reflexionando solo por el desierto y del que recibe la raci¢n diaria m s im- portante de solidaridad. Y luego sigue explicando los males que aquejan a nuestro mundo: ®Vot‚ por Perot en las £Itimas elecciones, pero esta vez me abstendr‚ porque nadie puede arreglar esto. Quizƒ los negros, que son los que tienen m s fuerza¯. Connie vive de donativos y del dinero que gana vendiendo unas piedras pintadas que hoy dia se encuentran repartidas por todo el mundo. Se alimen- ta pr cticamente s¢lo de con- vv urvy U ULL Y ®Sue¤o con volver a Galicia~ (rSueno con volver a Galicia; me ir¡a ahora mismo¯, afirma con la cl sica morri¤a de los gallegos rep ltidos por todo el mundo. ®Pero mi ]ucha es rn s importante que mi felicidad¯, sen- tencia, para asegurar que seguir  con ia misma tenacidad eI tiempo c,ue haga falta Y luego, en voz baja, susurral ademas, aqui estoy m s cer- ca de mi hya¯. veces me pregunto si todo esto es una pe- sadilla o una realidad¯, dice ajust ndose el fle- quillo que asoma por el casco, ®pero todos los problemas provienen de los negocios, del dine- ro, las armas y la corrupci¢n, como Ia de los grupos jud¡os, y hasta que no acabemos con elIo, d¢nde voy a estar mejor¯, comenta Connie. ®La gente simpatiza conmigo¯, aRade, mien- tras saluda familiarmente a un gu¡a que acompa- tencia a un grupo de turistas coreanos. ®Dios me da fuerza para continuar~, asegura la mendi,,,.,, sopona temperaturas extremas en verano y en invierno, como las del pasado ano, que se situa- ron por debajo de los 10 grados bajo cero. Pronto,recibir  al nuevo presidente -®son to- dos iguales, no hacen m s que insultarse¯- y con seturidad proseguir  su vigilia permanente guardando, adem s, su tesoro m s preciado, su £nica propiedad real: una sortija y unos pendien- tes de su hija, a la que no ve desde hace 16 anos.